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Las plantaciones forestales de argentina están listas para continuar abasteciendo a la unión europea y al mundo

Argentina puede, no solo abastecer a los clientes europeos con madera libre de deforestación sino con madera certificada con los más altos estándares de manejo forestal sostenible.

A poco de que cambien las reglas del juego para poder seguir exportando a la UE, se realizó el 30 de julio en el Palacio San Martín, una reunión organizada por la Cancillería de Argentina y por la Delegación de Unión Europea en Argentina para iniciar un diálogo entre los grupos de interés en la implementación de la reglamentación de dicho bloque comercial para cadenas libres de Deforestación (EUDR 2023/2015) que entraría a aplicarse el 31 de diciembre de este año.

La posición del sector forestal argentino

En un contexto con expectativas que indican que la demanda de productos de base madera crecerá en 210 mil millones de dólares para el año 2035, según datos de la consultora AFRY, cumplir con los requisitos más exigentes en los mercados globales es una oportunidad de inversiones y crecimiento para el país. La madera es considerada como una de las principales soluciones basadas en la naturaleza esencial para la transición de productos de origen fósiles no renovables a alternativas renovables con bajas emisiones de carbono. Pero, ¿de dónde vendrá la madera sostenible necesaria para el crecimiento de los productos bajos en carbono?

Claudia Peirano, directora ejecutiva de AFoA y quien brindó una presentación sobre la posición del sector con respecto a la aplicación del EUDR, explica como primer punto que «es fundamental destacar que compartimos plenamente el reconocimiento de la importancia que tienen los bosques en la acción contra el cambio climático, en la conservación de la biodiversidad y en un futuro global sustentable, así como la necesidad de extremar las medidas requeridas para la conservación, restauración y uso sostenible del bosque nativo».

En Argentina, los árboles crecen en los bosques nativos, pero también se plantan en bosques cultivados y las virtudes de mitigación de cambio climático y la conservación de la biodiversidad se presentan también en las plantaciones forestales cuando éstas son manejadas desde una mirada de triple impacto (ambiental, social y económica). Como prueba de esto, desde hace ya muchos años que tanto el Gobierno como los productores forestales están realizando importantes esfuerzos en ese sentido.

«Nuestro mensaje para los importadores de EU es que la madera y productos de madera provenientes de plantaciones forestales de Argentina tienen un riesgo muy bajo en el cumplimiento del EUDR. Y en el caso, de madera certificada por gestión sostenible y con cadena de custodia por sellos reconocidos internacionalmente (como es el caso de FSC y PEFC) el riesgo es nulo» afirma Peirano.

El mensaje para quienes son responsables de la implementación de la Reglamentación en la UE fue que «aspiramos a que se reconozcan las diferencias entre un recurso natural, como es el bosque nativo, de una producción más, como son las plantaciones forestales y reconocer el valor diferencial que le da a los productos de la cadena de la madera la certificación por gestión sostenible con sellos internacionales y auditorías anuales de tercera parte y su trazabilidad. Esto redundará en beneficio de los objetivos de sustentabilidad de la UE» completa la directora.

Marco legal y voluntario que facilitan cadenas libres de deforestación

Desde el punto de vista legal, Argentina cuenta con marcos legales que regulan la actividad forestal y la conservación del bosque nativo. Peirano indicó que «Los bosques nativos se encuentran regulados bajo la Ley 26331 desde el año 2007, mediante la cual se obliga a las Provincias a hacer un ordenamiento ambiental de los mismos. Las provincias han reconocido en el ordenamiento de sus bosques nativos más de 50 millones de ha clasificándolos en ROJO, que son bosques de alto nivel de conservación, AMARILLOS, en los cuales se puede realizar uso sostenible y VERDE, que permite el cambio de uso de suelo.

Por otro lado, Argentina tiene 1.267.000 hectáreas de plantaciones forestales, en un 80% en la zona de Mesopotamia, que es una de las de más alta productividad para pino y eucalipto del mundo. La industria de base forestal se provee en más del 90% de esas plantaciones forestales.

«Ese patrimonio forestal en Argentina se ha plantado en los últimos 24 años bajo la Ley 25080. Estas plantaciones deben ajustarse al ordenamiento de bosques nativos, por lo que no se autoriza que se realicen en zonas amarillas o rojas. Con un volumen de madera en pie de aproximadamente 250 millones de m3, se estima que han capturado unos 52 millones de toneladas de CO2. «ESTAS PLANTACIONES EXISTEN PORQUE HAY UNA INDUSTRIA QUE LA DEMANDA» sostiene la especialista.

Entre que se planta y se corta el árbol pasan entre 12 y 18 años. Por lo tanto, el riesgo de que un producto proveniente de una plantación forestal provenga de un área deforestada en 2020 o después (línea de corte del EUDR) es nulo.

Desde la perspectiva voluntaria, en Argentina se encuentran activos dos sellos de gestión forestal sostenible basados en principios y criterios aceptados internacionalmente y con auditorías anuales de tercera parte: FSC y PEFC. La certificación y la cadena de custodia de la madera permite que el consumidor sepa que la madera usada en el producto final se puede trazar hasta su origen en gestión forestal sostenible que abarca el triple impacto: social, económico y ambiental. Ambos esquemas de certificación no validan proyectos que hayan incurrido en deforestación. Además, las certificaciones de cadena de custodia (hay 160 emitidas al momento) ejercen un efecto multiplicador de los controles sobre los proveedores, porque las empresas con certificación de cadena de custodia ya implementan un sistema de diligencia debida que les permite mitigar el riesgo de que madera ilegal o producto de deforestación ingrese a la industria.

«La madera certificada no solo asegura que no se ha producido sustitución de bosques nativos por plantaciones forestales – situación que hace ya muchos años que no se permite – sino que abarca una gestión sostenible integral, que incluye tanto la legalidad como los impactos sociales, económicos y ambientales que es trazable a través de una cadena de custodia» puntualiza Peirano. Y suma: «como dato concreto vinculado a la biodiversidad, por cada hectárea de plantaciones forestales certificada por gestión sostenible hay 0,66 ha de áreas naturales bajo conservación. Las empresas certificadas conservan unas 350.000 hectáreas de áreas naturales, junto con toda la diversidad biológica y genética asociada. Esta superficie es 1,6 el área que ocupa Luxemburgo en Europa. Adem&aacu te;s, los productores forestales han implementado acciones como los corredores de biodiversidad, control de caza y pesca furtiva, consorcios de gestión de incendios, monitoreo de especies, y acuerdos con ONGs y universidades para la gestión adecuada para la conservación de especies de flora y fauna que permita mantener y aún aumentar, la riqueza genética para el futuro».

El país tiene oportunidad de crecer en industrias de base forestal con productos que la Unión Europea demanda para la transición hacia cadenas de suministros bajas en carbono, como es el uso de la madera para la construcción, los bioplásticos, los textiles, los papeles y embalajes, la bioenergía entre otros. Para facilitarlo, el mensaje es claro: se debe reconocer que la madera proveniente de plantaciones forestales y especialmente, aquella certificada, es libre de deforestación. Esta característica debería ser incorporada en la implementación del EUDR.

Fuente: AFOA

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