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Un combustible para el futuro: alianza australiana transforma residuos forestales en metanol renovable

Cuando las ramas caídas en los montes del sur se convierten en insumo estratégico para los cielos y los mares del mañana, algo está cambiando en el corazón de la matriz energética. En Australia, un país históricamente asociado a la minería y los combustibles fósiles, una alianza entre dos actores clave está trazando una ruta distinta: una en la que los residuos forestales y el hidrógeno verde dan lugar a uno de los biocombustibles más prometedores para la descarbonización del transporte.

HAMR Energy, empresa australiana especializada en combustibles líquidos bajos en carbono, y OneFortyOne, una destacada firma del sector forestal con operaciones en Australia y Nueva Zelanda, firmaron un Memorando de Entendimiento (MoU) para avanzar en el desarrollo de metanol renovable a partir de biomasa forestal residual. El acuerdo consolida el suministro de materia prima para el ambicioso proyecto Portland Renewable Fuels (PRF), que busca producir hasta 300.000 toneladas por año de este combustible alternativo en el estado de Victoria.

Un nuevo combustible para sectores difíciles de descarbonizar

El metanol renovable que se planea producir en la planta PRF provendrá de la conversión de residuos forestales —ramas, corteza y otros subproductos no aprovechados por la industria— combinados con hidrógeno verde. Este último se generará mediante electrólisis alimentada por fuentes renovables, completando así un ciclo de producción con baja huella de carbono.

La elección del metanol no es casual. Su alta densidad energética y facilidad de transporte lo convierten en una opción ideal para sectores como la aviación y el transporte marítimo, donde las alternativas de electrificación directa aún son técnicamente complejas o económicamente inviables. Según HAMR Energy, el PRF Project apunta justamente a estos segmentos “difíciles de descarbonizar”, ofreciendo un combustible sostenible que puede reemplazar a los derivados del petróleo sin necesidad de modificar radicalmente la infraestructura logística existente.

El respaldo del Estado: el Cleaner Fuels Program

Este avance no ocurre en el vacío. A pocos días de haberse anunciado el acuerdo, el gobierno australiano lanzó su programa Cleaner Fuels, una iniciativa que destinará 1.100 millones de dólares australianos para fomentar la producción y distribución de combustibles líquidos bajos en carbono (LCLF, por sus siglas en inglés). El objetivo es doble: reducir emisiones y diversificar la matriz energética del país, fomentando el desarrollo industrial local con base bioeconómica.

En ese contexto, el proyecto PRF encaja a la perfección. David Stribley, cofundador de HAMR Energy, afirmó que el acuerdo con OneFortyOne representa “otro hito importante” en el camino hacia la concreción del proyecto, y destacó que ya cuentan con acuerdos similares para garantizar todo el abastecimiento de materia prima requerido. Además, señaló que acaban de completar la etapa Pre-FEED junto a la firma global ThyssenKrupp UHDE, especializada en diseño químico, lo cual les permitirá avanzar rápidamente en la siguiente fase del desarrollo.

Un nuevo rol para la industria forestal

OneFortyOne, por su parte, aporta una dimensión territorial clave. La compañía no solo gestiona activos forestales significativos en el sur de Australia, sino también en las regiones de Nelson y Marlborough, en la Isla Sur de Nueva Zelanda. El acuerdo inicial contempla el suministro de biomasa al PRF Project, pero ambas partes ya evalúan replicar el modelo al otro lado del mar de Tasmania.

Nick Chan, director de estrategia corporativa de OneFortyOne, subrayó el valor estratégico de esta colaboración para el sector forestal trans-Tasman: “Nuestra industria es un socio lógico en este espacio de combustibles bajos en carbono, gracias a la previsibilidad y confiabilidad del suministro, las operaciones durante todo el año y la infraestructura logística consolidada”.

La empresa buscará transformar residuos de bajo valor comercial en insumos de alto impacto ambiental, abriendo la puerta a nuevas cadenas de valor y contribuyendo, a su vez, a la descarbonización de su propia cadena de suministro. “Si el proyecto tiene éxito, podremos diversificar nuestros mercados y reducir nuestras emisiones, especialmente en el transporte de tipo Scope 3”, explicó Chan.

Desarrollo y validación técnica en curso

Durante los próximos 18 a 24 meses, OneFortyOne colaborará activamente con HAMR Energy para suministrar muestras de fibra de madera, participar en pruebas operativas de campo y ayudar a definir las especificaciones óptimas del feedstock. Estos ensayos permitirán ajustar tanto los modelos técnicos como los contratos de suministro a largo plazo, consolidando un modelo replicable a otras regiones.

Con este acuerdo, se refuerza la idea de que la bioeconomía no solo es una herramienta ambiental, sino también una oportunidad industrial y territorial. La biomasa forestal, históricamente subutilizada, se convierte así en pieza clave de una transición energética que no se limita a los autos eléctricos ni a los paneles solares: también abarca barcos y aviones, y se alimenta de ramas olvidadas que ahora apuntan al futuro.

Fuente: Portal Bio Economía

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