Auge de la energía eólica ocasiona tala ilegal de madera de balsa en Ecuador y Perú
Fabricantes internacionales de aspas utilizadas para la generación de energía eólica usan madera de balsa (Ochroma pyramidale) vinculada a tala ilegal en la Amazonía, con ello contribuyen a la violación a los derechos de pueblos indígenas, a provocar daños ambientales y a la corrupción. Estos son algunos de los recientes hallazgos de la Agencia de Investigación Ambiental de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés).
La organización no gubernamental dedicada a investigar delitos contra la vida silvestre y el medio ambiente publicó en octubre el documento Ill Wind. From Amazon Forest Crimes in Ecuador to Wind Turbines in the U.S. and China, en donde presenta los hallazgos de su investigación sobre la madera que se utiliza para construir las turbinas de energía eólica.
“Nuestra investigación indica que una gran porción de balsa silvestre proviene de tala ilegal”, aseguró vía correo electrónico Haibing Ma, especialista en las políticas de Asia de la EIA y principal autor de la publicación.
En su investigación, la organización no gubernamental afirma que representantes de plantaciones ecuatorianas admitieron que mezclan la madera de sus cultivos con balsa silvestre proveniente de la Amazonía ecuatoriana y peruana.
“La balsa es un árbol tropical nativo de la Amazonía, conocido por su rápido crecimiento y madera liviana”, explica Belén Páez, presidenta de la fundación Pachamama. “Tiene una gran importancia ecológica y cultural en la Amazonía”, añade.
Esta es una especie pionera, es decir, que puede colonizar rápidamente las áreas que han perdido la vegetación, ayudando a la regeneración natural del bosque tropical. Por sus cualidades, los pueblos indígenas amazónicos construyen embarcaciones tradicionales con esta madera.
Las políticas de Estados Unidos y China, para reemplazar las energías fósiles por alternativas renovables, han promovido el desarrollo a gran escala de turbinas eólicas para la generación de energía eléctrica. La materia prima para la fabricación de las aspas es la madera de balsa. El aumento de la demanda ha provocado, a su vez, “el incremento de crímenes forestales en la Amazonía ecuatoriana”, se lee en la publicación de la EIA.
De la Amazonía a China
Ecuador provee alrededor del 90 % de la madera de balsa del mundo, indica la investigación de la EIA, que se basa en datos del Consejo Global de Energía Eólica. Entre 2019 y agosto de 2024, Ecuador envió alrededor de 163 681 toneladas métricas de balsa a China, eso equivale al 79 % del total de las exportaciones ecuatorianas de este producto forestal, de acuerdo con datos públicos del Banco Central del Ecuador (BCE). En ese mismo periodo, a Estados Unidos se destinaron 11.614 toneladas métricas, lo que representa el 5 % del total de lo exportado. El 16 % restante se envió a una cuarentena de países.
Entre 2018 y 2020, la demanda global de madera de balsa se incrementó casi por cuatro. En el 2018, Ecuador exportó 19.226 toneladas métricas de balsa, mientras que en 2020, el número ascendió a 74.680, de acuerdo con los datos del BCE.
La EIA realizó una investigación encubierta con el fin de “alentar discusiones abiertas sobre cómo la balsa silvestre era extraída”, explicó Haibing Ma a Mongabay Latam. La indagación se enfocó en las principales empresas exportadoras de balsa, entre ellas Plantabal S.A., Ecuabal, Mamba Wood y Fadelma.
Plantabal S.A., subsidiaria de la firma estadounidense 3A Composites Core Materials, posee en Ecuador las plantaciones más extensas de balsa, con 14 000 hectáreas. “Otras empresas, típicamente tienen plantaciones entre 100 y 1 000 hectáreas”, dice el reporte.
La EIA asegura que la alta demanda de turbinas para la generación de energía excedió las capacidades de suministro de madera. Entonces, la balsa silvestre se convirtió en la solución.
Un representante de Ecuabal admitió a los investigadores de la EIA que la empresa se abastece con 50 % de balsa proveniente de plantaciones y 50 % de balsa silvestre. Mamba Wood usa un 30 % de balsa silvestre, según el hallazgo de la EIA. Y un miembro de Fadelma aseguró que Plantabal S.A. usa hasta el 60 % de balsa silvestre.
Mongabay Latam envió correos electrónicos con solicitudes de entrevista a las tres compañías señaladas en la investigación de la EIA. Ninguna respondió.
“Desconocemos en qué datos se basa la investigación (de la EIA)”, respondió a una solicitud de información y vía correo electrónico el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), dependencia encargada del control de las plantaciones forestales. Sobre la madera proveniente de plantaciones industriales que la EIA asegura que utiliza la industria, la institución del gobierno se limitó a señalar que los datos de balsa que maneja solo corresponden a la extracción legal.
Mongabay Latam también solicitó información a la Asociación Ecuatoriana de Industria Forestal y de la Madera (AIMA), así como al Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), dependencia encargada de entregar licencias de aprovechamiento forestal a propietarios de predios con Planes de Manejo aprobados. No se recibió respuesta.
Afectaciones a pueblos indígenas
Las empresas mencionadas en la investigación de EIA dependen de intermediarios informales para abastecerse de madera. Pueblos indígenas desde el norte de la Amazonía ecuatoriana, incluidos los siekopai y a’i cofán, hasta el sur, donde habitan shuar y achuar, fueron afectados por la explotación de balsa, de acuerdo con el reporte Energías renovables, selvas vaciadas, de la organización no gubernamental Acción Ecológica.
En abril de 2021, la Fundación Pachamama reportó que 80 comunidades indígenas fueron expuestas a negociaciones desiguales. Mientras que el metro cúbico de balsa era exportado por 722 dólares, las comunidades recibían tan solo 22 centavos por árbol.
Además, actores ilegales trafican los productos desde Perú a Ecuador, a través de la amplia y poco controlada frontera amazónica que comparten ambos países. También lo hacen por los pasos fronterizos normales, gracias a la falsificación de documentos o coimas a los agentes de control. La fiscalía peruana realizó una investigación, llamada “Los Clanes de la Topa” (como es conocida la balsa en Perú), que resultó en la detención de 18 personas, entre ecuatorianas y peruanas.
“Muchos de los principales importadores de China también son los principales exportadores de Ecuador”, dice el informe. Compañías como 3A Composites Core Materials, Gurit y Diab tienen subsidiarias en China.
Para cerrar el círculo, la EIA descubrió que los principales fabricantes de aerogeneradores chinos, entre ellos Goldwind, Mingyang y CSSC, han usado balsa importada de comerciantes ecuatorianos que mantienen las dinámicas antes descritas. La empresa estadounidense GE Vernova, con fábricas en China, “tiene cadenas de suministro con un riesgo similar de balsa ilegal”.
¿Un nuevo boom de la demanda de balsa?
En su investigación, la EIA advierte que cualquier cambio abrupto en la demanda de aerogeneradores en China tendrá un gran impacto en la Amazonía Ecuatoriana, como ya sucedió entre 2019 y 2020, cuando se triplicaron las importaciones de balsa.
“De acuerdo con los planes de desarrollo de energía eólica de China, tanto a escala provincial como nacional, los objetivos para el periodo 2021-2025 plantean duplicar la capacidad instalada durante el periodo anterior”, dijo Haibing Ma a Mongabay Latam. “Conocedores del sector nos han informado que la demanda de balsa desde China ha empezado a incrementarse en 2023-2024, señalando que otro boom estaría en el horizonte”, añadió.
El Ministerio de Agricultura de Ecuador aseguró que las fuentes de abastecimiento de los exportadores son los productores que tienen plantaciones forestales o que cuentan con árboles de regeneración forestal, ignorando que conocedores de la industria reconocieron que un gran porcentaje de la balsa proviene de la tala ilegal.
En su respuesta a Mongabay Latam, el ministerio aseguró que mediante sus procesos de revisión previa, la dependencia “verifica, in situ o a través de Sistemas de Información Geográfica, la existencia de la plantación sobre el sitio del cual se está pidiendo la emisión de una licencia de aprovechamiento forestal”.
En 2019, la Unidad de Protección del Medio Ambiente (UPMA) de la Policía Nacional de Ecuador retuvo 1 282 metros cúbicos de balsa que no contaba con los documentos necesarios para demostrar su legalidad; al año siguiente, la cantidad se elevó a 5 502. Entre los años 2021 y 2023, la cantidad no ha sido mayor a los 2300 metros cúbicos. Hasta agosto de 2024, se han decomisado 1.044 metros cúbicos de balsa.
Las provincias más afectadas por la tala ilegal fueron Esmeraldas, en la Costa, y Orellana, Pastaza, Sucumbíos y Napo, en la Amazonía, aseguró a Mongabay Latam, vía telefónica, el Mayor Víctor Hugo Carrera, Jefe del Departamento de Coordinación Operativa de la UPMA.
Para Belén Páez, presidenta de la fundación Pachamama, el boom de extracción de balsa que se registró en el 2020 resultó en la tala de cerca de 24 000 árboles en unas 1 000 hectáreas en el territorio achuar, en la provincia de Pastaza. Esa pérdida súbita de árboles llevó a la Fundación Pachamama a desarrollar, junto a la Nacionalidad Achuar, un plan de manejo sostenible para la extracción de este recurso. Ese plan incluye la creación de un modelo empresarial comunitario y un sistema de monitoreo socioambiental que garantice la trazabilidad de la madera. “El objetivo es equilibrar la generación de ingresos económicos para las comunidades con la conservación de los bosques y la sostenibilidad a largo plazo”, explica Páez.
Otra medida que podría incentivar el mejoramiento de la gestión forestal y la trazabilidad ante una nueva alza de la demanda de balsa es la Regulación de Deforestación de la Unión Europea (EUDR, por sus siglas en inglés), opina Haibing Ma, de la EIA. Estaba previsto que la EUDR entrara en vigor en diciembre de 2024. Sin embargo, se retrasará su implementación hasta diciembre de 2025.
Este marco prohibirá la comercialización de la balsa producida mediante deforestación o degradación grave de los bosques, explica el investigador.
Cerca del 10 % de exportaciones de esta madera desde Ecuador va a países europeos, según datos del BCE. Sin embargo, “las palas o turbinas eólicas fabricadas en China e importadas después a la Unión Europea como productos acabados no están cubiertas por la EUDR”, dijo el vocero de la EIA. “No obstante, la lista de productos cubiertos puede modificarse en futuras revisiones”.
Conoce la investigación completa
Fuente: Mongabay
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