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Mujeres líderes participan en proyectos REDD+ para conservar bosques del Pacífico colombiano

Los proyectos REDD+ en el mercado voluntario de carbono (MVC) desempeñan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, al disminuir las emisiones causadas por la deforestación y la degradación de los bosques, al tiempo que promueven la conservación. Estos proyectos también generan ingresos para las comunidades por lo tanto deben estar fundamentados en acuerdos justos y equitativos que prioricen sus derechos, su participación y autonomía, y garantice la distribución equitativa de dichos ingresos para impulsar los objetivos de desarrollo de los territorios. Los actores comunitarios, líderes y lideresas que habitan los territorios del Amazonas y el Pacífico colombiano, son centrales en los proyectos REDD+ y el Mercado Voluntario de Carbono (MVC), ya que son los titulares de los territorios colectivos donde estos proyectos se llevan a cabo, convirtiéndose así en parte fundamental de la cadena de estos proyectos. 

Los proyectos REDD+ y el MVC llegan como un mecanismo de financiación para la conservación y prevención de la deforestación de los bosques; no obstante, en muchos casos estos proyectos se implementan sin garantizar las salvaguardas ambientales y sociales de las comunidades y territorios, afectando sus derechos y autonomía.  

Para prevenir estas situaciones, durante los dos últimos años hemos construido, conjuntamente con actores comunitarios y el Center for Clean Air Policy (CCAP), con el apoyo de la Embajada Británica en Colombia y UK PACT (Partnering for Accelerated Climate Transitions), una serie de herramientas pedagógicas bajo el enfoque de Acuerdos REDD+ Justos y Equitativos.  

Estos insumos buscan que las comunidades cuenten con la información necesaria antes, durante y después de vincularse a un proyecto REDD+. Dos lideresas comunitarias, de Chocó y de Nariño, comparten su experiencia en el mundo REDD+. 

Primeros pasos de las comunidades del Pacífico en proyectos REDD+

La historia empezó hace más de 18 años, cuando el norteamericano Brodie Ferguson fundador de Anthrotect -la primera empresa desarrolladora de proyectos REDD+ en el Pacífico-, llegó a varios consejos comunitarios a hablar de REDD+ y del mercado voluntario de carbono. Los acercamientos empezaron con algunos consejos comunitarios, comunidades indígenas y reservas naturales de la sociedad civil; pues la idea era reunir las hectáreas suficientes para que los proyectos REDD+ que se desarrollaran allí tuvieran el máximo beneficio tanto en dinero, como en toneladas de carbono disponibles para comercializar. 

Fue allí donde el Consejo Comunitario de las Comunidades Negras de la Cuenca del Río Tolo y Zona Costera Sur (COCOMASUR), con un proyecto privado, y el Consejo Comunitario Acapa y Bajo Mira, desde el programa BioREDD (financiado por USAID), empezaron a relacionarse con los proyectos REDD+ en el país.  

COCOMASUR fue el primero en generar créditos de carbono verificado hace 14 años. Everildys Córdoba Borja, su representante legal, y Ana Castillo del Consejo Comunitario Acapa y Bajo Mira, relatan la experiencia sobre su relación con el mundo del mercado voluntario de carbono. 

Ellas, mujeres y lideres, vieron en estos proyectos una oportunidad para las comunidades a las que pertenecen, pero inicialmente con mucha desconfianza, dado que el tema era poco conocido, incluso a nivel nacional. 

En un principio “se dijo que estábamos vendiendo el territorio… pero nosotros quisimos apostarles a los proyectos porque vimos una oportunidad, empezamos un proceso de aprendizaje. REDD+ es un tema complejo y con desconocimiento es más complejo”, afirma Ana, quien a pesar de las prevenciones optó por conocer de qué se trataban estos proyectos y encontrarle las oportunidades que ella, las mujeres y su comunidad podrían obtener.

Fue tanta la incertidumbre y desinformación, que no todos los consejos comunitarios participaron desde el principio; hoy en día ya se han integrado luego de ver los beneficios que ha obtenido la comunidad. 

En el ruedo de los certificados de carbono para el mercado internacional

Los primeros desarrolladores en proyectos REDD+ fueron extranjeros y los estándares para la emisión de certificados eran muy exigentes. Everildys recuerda que “cuando los proyectos REDD+ llegaron a las comunidades, era un tema nuevo, no era un mercado que se moviera, ni había estándares nacionales. Quienes compraban bonos de carbono eran empresas del extranjero, y nos tocaba cumplir con sus estándares -para obtener una certificación para vender bonos de carbono- que eran más exigentes; ese aspecto permitió que Cocomasur se fortaleciera como comunidad”.  

Igualmente, en un principio todos los documentos para desarrollar un proyecto REDD+ eran diseñados por una persona externa; “por eso es que hoy en día, muchos de los documentos que describen los proyectos son muy parecidos, pues están construidos desde el punto de vista de la cooperación y no desde el interior de las comunidades”, resalta Everildys. 

Instalando capacidades en las comunidades 

Los proyectos REDD+ del mercado voluntario de carbono deben estar fundamentados en acciones locales de conservación ambiental que impulsen el desarrollo de las comunidades. Por eso, Everildys señala que el primer paso en COCOMASUR fue el fortalecimiento de las capacidades comunitarias, permitiendo que sus miembros adquirieran diversas habilidades necesarias para gestionar su propio desarrollo. También afirma que intensificaron las iniciativas para establecer un sistema comunitario que operara en beneficio de la propia comunidad, permitiendo así mantener sus procesos sin alterar sus prioridades ni sus planes de ordenamiento y etnodesarrollo. 

Por su parte, Ana resalta el ejercicio de autonomía que debe prevalecer en las comunidades en el marco del desarrollo de proyectos REDD+, y afirma que para su comunidad lo más importante ha sido fortalecer la gobernanza de sus territorios pues “se construye el territorio pensando de adentro hacia afuera”. Para ella, los proyectos REDD+ ayudan a fortalecer los procesos en los territorios y aportan a la mejora de sus condiciones en términos económicos, pero no es suficiente pues se deben entender las necesidades de las comunidades y para esto lo mejor es construir los proyectos con la participación de toda la comunidad. 

Pioneras en enfoque de género para REDD+ 

Pensando en esas necesidades, Everildys y Ana han sido una parte vital del proceso “Comadreando”, en el que se diseñaron los ´Lineamientos de género para el portafolio REDD+ comunitario en el Pacífico Colombiano´. Se trata de seis lineamientos elaborados por las mujeres negras del Pacífico colombiano, basadas en sus propias vivencias y en el trabajo realizado durante años al frente de diferentes proyectos REDD+ acompañados por Fondo Acción. Estos lineamientos son el resultado de su compromiso, liderazgo y esfuerzo constante, y representan la hoja de ruta que seguirán para continuar impulsando la conservación y el buen vivir en sus comunidades, con una perspectiva de género desde lo local.  

En palabras de Ana esta “es una iniciativa que nació durante la pandemia y que buscó unir a las mujeres del Pacífico de manera virtual, escuchando sus experiencias entre sí”. Ellas consideraron que era necesario generar espacios para que se tuviera en cuenta la participación femenina en todos los escenarios de toma de decisiones de los territorios y no solo para llenar una lista de asistencia. Fue entonces que, con el liderazgo de la plataforma de mujeres negras y de ASOMANOS negras, se construyeron unos lineamientos de género para REDD+, los cuales se siguieron trabajando de manera vitual en el transcurso del 2020. 

El enfoque de género ha sido un eje central para COCOMASUR en el marco de su proyecto REDD+ Corredor de Conservación Chocó Darién. Durante más de 15 años, la comunidad ha realizado acciones de formación, empoderamiento y reconocimiento del papel y los saberes de las mujeres. Como resultado tangible de este proceso, se ha logrado, entre otras cosas, que desde el 2020 en las juntas directivas actuales, las mujeres desempeñen roles destacados, liderando el 48% de las juntas locales y el 57% de la Junta de Gobierno.  

El trabajo de inclusión de las mujeres, niños y jóvenes en muchos casos sigue siendo una tarea por cumplir. Este ha sido un proceso en el que poco a poco se avanza con acuerdos de planeación, de ordenamiento, de visión ambiental conjunta y de acceso a los beneficios y recursos que quedan en los territorios. 

¿Cómo es la situación hoy según las lideres? 

Después de tantos años de experiencia, según las lideresas, ya hay una capacidad instalada para que sean las mismas comunidades quienes puedan desarrollar los proyectos, se podrían lograr alianzas con el Gobierno, compartir información de instituciones como el IDEAM, realizar un trabajo colaborativo entre entidades y comunidades para poder ejercer otra gobernanza; “gobernanza también es cómo puedo acercar al otro a un propósito común”, dice Everildys. 

El aprendizaje de estas mujeres y las comunidades a las que pertenecen es contundente y hoy quieren que su experiencia sirva para reglamentar y hacer recomendaciones a varios actores que participan en la cadena de los proyectos REDD+ del MVC. 

Las dos líderes han hecho importantes aportes como parte de las mesas de trabajo del ‘Grupo de expertas y expertos comunitarios de REDD+’ en el desarrollo de los documentos: ‘Recomendaciones para actores del mercado voluntario de carbono’; ‘Acuerdo REDD+ Justos y Equitativos. Guía para la Amazonía y el Pacífico’, y la construcción del ‘Modelo Pedagógico, diseñados para facilitar la comprensión y apropiación de este mundo complejo y dinámico’; productos realizados en marco del proyecto Acuerdos REDD+ justos y equitativos realizado por WWF Colombia y Center for Clean Air Policy (CCAP), el cual es apoyado por WWF UK, la Embajada Británica en Colombia y UK Pact (Partnering for Accelerated Climate Transitions). 

Fuente: WWF

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