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Revista Fedemaderas Edición 45

Por 
Juan Miguel Vásquez 
Director Ejecutivo Nacional FEDEMADERAS 

¿Cómo hacer frente a los retos de la industria de la madera?, ¿cómo no seguir en deuda, como país, ante dichas oportunidades que generan triple valor para la sociedad?, ¿cómo encontrar un balance perfecto que implique claridad y conocimiento conceptual de la industria, al mismo tiempo que decisiones y medidas coherentes por parte de nuestros gobernantes?, y tal vez para mi gusto uno de los mejores planteamientos incluso para cada uno de los actores que conforman los diferentes eslabones de la cadena de valor de la madera y la economía forestal, ¿cómo entender que no se trata de transformación secundaria, bonos de carbono, plantaciones forestales, viveros, genética, educación, investigación, bosque natural, construcción, energía renovable, biomateriales, tableros o mobiliario, por solo citar algunos, sino de todo lo anterior a la vez y de manera sistemática? 

El mundo está hablando, y según estudios de la Universidad de Wisconsin-Madison y la FAO, es claro que se proyectan 117 millones de nuevas Ha plantadas para atender un mercado de USD279 billones representados en una mayor demanda por productos y derivados de la madera a partir de la producción de 533 millones de m3 adicionales. Con una visión no tan futurista, pero si algo más que cortoplacista, la evidencia demuestra que tal industria en los próximos 30 años podría recomponer la economía colombiana o la de cualquier país, pero citando a nuestro tricolor generar un 88% de nuestro PIB1 al término de 2052. En momentos de descarbonización y búsqueda de nuevas fronteras económicas y ambientales, ¿esto no es una oportunidad para todos?  

Primer paradigma: la economía forestal no es solo reforestación, ni transformación, ni investigación. Sus actores, empresas, compradores y legisladores deberán, ojalá más temprano que tarde, comprender que al ser una inversión de largo plazo requiere con mayor seguridad una visión integral, sistemática y complementaria. FEDEMADERAS convencido de ello, está centrando sus esfuerzos en generar ambientes para la consolidación de 11,5 millones de Ha productivas, 4 millones de Ha a partir de proyectos sostenibles del bosque natural con enfoque comunitario y 7,5 millones de Ha a partir de cultivos de plantaciones forestales comerciales. Sin este aliento, difícilmente podrá haber la cantidad de madera necesaria para: cambiar la cultura forestal, generar mayor investigación aplicada, potencializar el mercado lo que traerá mayores ventas, usos, desarrollos, aplicaciones, tecnología, mercados de servicios ecosistémicos, etc. El paradigma convoca a que empresarios y gestores de proyecto pensemos en la cadena de valor y no en el eslabón de la cadena, desarticulado de los demás. 

Segundo paradigma: según estadísticas de FAO e IBA (Industria Brasilera del Árbol), lo que podríamos llamar el club de los 6 se compone por aquellos países cuyas tasas medias anuales de crecimiento en No. de Ha plantadas han podido responder a más de 200 mil Ha/año, cantidad no despreciable si se considera la nueva necesidad mundial antes abordada en estas líneas y que, para pesar de algunos países, es inviable habida cuenta su disponibilidad territorial. Además de China, Rusia, Estados Unidos, Canadá Suecia e India, Brasil y Colombia podría ocupar y ser parte de un nuevo club de los 8. ¿Cómo? 

FEDEMADERAS le ha propuesto al gobierno nacional un instrumento denominado Clústeres Regionales de Bioeconomía. ¿Qué son?, son muchas cosas, veamos por partes: 

  • Institucionalidad: son instancias de articulación público – privadas – populares con la intervención y rigurosidad que puede brindar la comisión interinstitucional establecida en la Ley 489 de 1998. 
  • Objetivo: buscarán integrar diferentes sectores alrededor de una cadena de valor, la bioeconomía, con diferenciación regional. 
  • Operatividad: sin limitarse a las siguientes regiones, sí buscarán apropiar ventajas comparativas existentes en cada una de ellas para especializar la región, en un entorno nacional, en la producción de productos maderables y servicios ecosistémicos. A través de comités regionales con anuencia del gobierno nacional, departamental, empresarios, academia y comunidades, se buscarán desarrollar proyectos forestales para atender mediante la bioeconomía proyectos de reindustrialización desde las regiones. 
  • Regiones: Orinoquía este, Orinoquía pie de cordillera, Caribe, Antioquia y Eje Cafetero, Zona Andina oriental, Valle del Cauca y Cauca, Chocó y Atrato, Fronteras agrícolas. 
  • Proyectos y costos: los Clústeres, como su nombre lo indican, buscarán dar una nueva visión o mirada a la economía forestal. Pretenderán atender el déficit de vivienda rural y urbana a través de la madera como elementos de construcción sostenible, aportar un mayor porcentaje en la matriz energética nacional y satisfacer los problemas económicos de comunidades que hoy son suplantados por mafias al servicio de la deforestación.  
  • Acciones: son 5 identificadas de la siguiente manera:

Conexión con la reforma rural integral: que por cada cierto número de Ha entregadas por el gobierno nacional a campesinos y comunidades indígenas, al menos un 30% de ellas sean destinadas a actividades de reforestación comercial, agroforestales, silvopastoriles o conectores naturales. La propiedad estaría en muchas manos, y la articulación empresarial apoyaría la asistencia técnica para los procesos de emprendimiento y reindustrialización desde las regiones. 

Bioeconomía de triple valor: aportando en la generación de mano de obra formal y beneficios ambientales, la reindustrialización será originada desde las regiones, considerando un grado de especialización y conexión con otros sectores económicos, quienes jalonarán la demanda para dichos productos generados a partir del bosque. Así Orinoquía Este podría especializarse en energía renovable, por ejemplo, entre tanto Caribe podría especializarse en la fabricación de mobiliario y la región Andina Centro en carpintería arquitectónica. 

Financiación: se revisarán instrumentos como la regulación y certidumbre desde el mercado de CO2, un CIF regional con diferentes tasas y combinaciones de instalación/mantenimiento, creación de un mecanismo compensatorio que amortigüe la eliminación de la exención de renta y la reincorporación de un renglón del seguro agrícola para los reforestadores, independientemente de su tamaño, entre otros. 

Políticas de corto y largo plazo: las comisiones interinstitucionales buscarán integralidad y articulación entre los ministerios de Agricultura, Ambiente, Comercio, Vivienda, Defensa, Hacienda y Planeación Nacional. Dicha articulación buscará mesas permanentes (llamamos desde FEDEMADERAS Comités Técnicos) para atender cuellos de botella tales como la ausencia de seguridad jurídica y física en proyectos y regiones, las interpretaciones jurídicas como la que desde el ANLA actualmente restringe la importación de material vegetal de algunas especies para la actividad de reforestación comercial, la investigación aplicada de genéticas y la existencia de cadenas de custodias bajo certificaciones internacionalmente aceptadas para brindar seguridad y trazabilidad a los productos desde el bosque natural. 

Según los estudios recopilados por la UPRA mediante los lineamientos de política para de cadena de valor de plantaciones forestales comerciales – PFCm, UPRA (2019), Resolución 189/2019, en los próximos 21 años este proyecto podría tener un costo total de USD1,7 billones, entre tanto los beneficios podrían estar sobre los USD33,9 billones si por la comercialización de la madera se midieran, exclusivamente, los mismos. 

Colombia tiene dos paradigmas, el primero se vence con una nueva cultura forestal y el segundo cuando todos pensemos en una misma dirección, en grande y a largo plazo, lo que a vuelta de dos campañas presidenciales, ya será parte del pasado. 

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