Activos forestales en Brasil: oportunidades en inversiones sostenibles
El sector forestal ha ido ganando relevancia entre los principales segmentos para la inversión a mediano y largo plazo en Brasil. Ya sea por la visión positiva del crecimiento del agronegocio en el país, o por la búsqueda de activos financieros con criterios confiables de gobernanza, responsabilidad social y ambiental (ESG), las transacciones con activos forestales están en evidencia en el mercado financiero y en las operaciones de fusiones y adquisiciones.
El enfoque de esta inversión va más allá de las actividades forestales y de extracción de plantas. Con la consolidación de los incentivos para la recuperación y protección de los bosques y la vegetación nativa, además de los beneficios, incluidos los financieros, de los créditos de carbono y los créditos de reemplazo forestal, la perspectiva de ganancias ambientales y sociales efectivas también entra como un factor relevante para el retorno de la inversión en activos forestales.
Las inversiones a través de operaciones de fusiones y adquisiciones pueden realizarse a través de la aportación de recursos en empresas que poseen los activos forestales, o la adquisición de una participación en dichas empresas, en estructuras de asociación o coinversión. Estas empresas pueden ser propietarias de propiedades rústicas o utilizar otros institutos jurídicos para la tenencia o explotación de estas tierras, como, por ejemplo, el arrendamiento rural, el usufructo, los derechos de superficie o los préstamos, que brindan seguridad jurídica en el uso de propiedades rurales en poder de terceros para el desarrollo de sus actividades de manejo forestal.
Los fondos de inversión también son alternativas para que los inversionistas accedan a la rentabilidad de los activos forestales. Dichos vehículos cuentan con un gestor profesional que define, en cada caso, una estrategia de inversión vinculada a un determinado tipo de activo objetivo, estableciendo un objetivo de rentabilidad y liquidez esperada de la cartera compatible con dicha política de inversión.
El administrador puede optar, por ejemplo, por destinar los recursos del fondo a activos financieros destinados a financiar prácticas o proyectos sostenibles (por ejemplo, bonos verdes, bonos vinculados a la sostenibilidad, entre otros), a empresas que operan en el segmento forestal o incluso directamente a propiedades rurales con plantaciones forestales y/o en las que exista recuperación o conservación de áreas plantadas. Para ello se pueden utilizar diferentes tipos de fondos de inversión, como, por ejemplo, los tradicionales fondos de inversión de capital privado (FIP) y la recientemente creada -y en expansión- categoría de fondos de inversión en cadenas productivas agroindustriales (FIAGRO).
En vista del creciente uso de fondos para recaudar fondos para inversiones sostenibles, la Comisión Nacional de Valores Mobiliarios (CSV) introdujo, en la Resolución 175 de la CVM, el nuevo marco regulatorio para fondos de inversión vigente desde octubre de 2023, normas aplicables a los fondos que se identifican como sostenibles, con el objetivo de dar mayor visibilidad a los inversores de las prácticas ESG efectivamente adoptadas por dichos fondos.
Estas reglas incluyen la divulgación, en la normativa del fondo, entre otra información: (1) los beneficios ESG esperados y cómo la política de inversión del fondo busca originarlos, (2) las metodologías, principios o directrices seguidas para calificar al fondo como ESG, (3) la forma, el contenido y la frecuencia de divulgación de un informe sobre los resultados ESG alcanzados por la cartera, así como la entidad responsable de certificar o emitir una segunda opinión sobre la calificación de sostenibilidad adoptada por el fondo, según sea el caso.
También cabe destacar la importancia de la Nota de Producto Rural (CPR) para aumentar el financiamiento para la preservación del medio ambiente. Con la publicación del Decreto Nº 10.828/2021, junto con las disposiciones ya contenidas en la Ley Nº 8.929/1994, se establecieron los requisitos para el uso del CPR para financiar productos rurales que resulten de actividades de conservación y recuperación de bosques nativos y sus biomas.
Tradicionalmente, los productores rurales ya utilizan el bono para financiar sus actividades agroindustriales, y la emisión del CPR representa una promesa de entrega del producto, o admite una liquidación financiera, como contrapartida del desembolso realizado por el financiador titular del CPR. El «CPR verde» va más allá de este alcance y permite a los productores rurales financiar también la conservación de la vegetación nativa de su propiedad, que no necesariamente forma parte de su área productiva, como las áreas de preservación exigidas por la ley.
Además de exigir la certificación de terceros en relación con los productos que soportan el «CPR verde», el Decreto N° 10.828/2021 establece los resultados esperados de las prácticas de conservación y recuperación de bosques para que exista una caracterización del CPR como «verde». Dichos resultados incluyen los efectos de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la generación de reservas forestales de carbono, la reducción de la deforestación y la degradación de la vegetación nativa, la conservación de la biodiversidad, los recursos hídricos y el suelo, entre otros beneficios ecosistémicos.
Finalmente, es importante recordar que, dadas las restricciones de la legislación para la propiedad de propiedades rurales por parte de inversionistas extranjeros – Ley 5.709/71, Decreto 74.965/74 y Dictamen AGU/LA 01/2010 – existe una mayor tendencia de la inversión nacional en el sector agroindustrial. En contextos de asociación con extranjeros, los terratenientes locales conservan la participación mayoritaria de la propiedad rural.
En cada uno de estos escenarios, habrá riesgos para los inversionistas y demandas que deberán ser satisfechas por deudores, administradores, propietarios de tierras rurales, productores rurales y otros involucrados. Además, la diligencia debida requerida en materia de sostenibilidad es elevada, en particular para evitar el greenwashing (prácticas falsas de sostenibilidad y apropiación indebida de las cualificaciones ESG). El escenario es positivo para las oportunidades de inversión sostenible con estructuras innovadoras, orientadas tanto a la explotación comercial de los bosques como a la búsqueda de retornos financieros y socioambientales a partir de la recuperación de áreas degradadas, la conservación de la vegetación nativa y la generación de créditos de carbono.
Fuente: Portal Unaflorestal
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