El artesano de un pueblo de Jaén España que conviert los deshechos de madera de olivo en arte
A la localidad de Torreperogil, en Jaén, donde la madera de estos árboles se vuelve artesanía en el taller de Juan Molina, bautizado como El Arte del Olivo. A su espacio de trabajo llega la poda anual de los campos de olivo de la provincia para convertir sus deshechos en piezas de diseño contemporáneas que son una auténtica tentación: tablas de cortar, utensilios de cocina, muebles, lámparas y hasta lavabos.
El Señor Juan, como así le apodaron sus primeros clientes japoneses, desarrolló desde pequeño una gran creatividad manual que le ayudó a ganarse la vida reparando objetos y materiales del colegio en el que estaba internado. Sus habilidades le llevaron a formarse como maestro industrial y a profesionalizarse de forma independiente como dueño de un taller mecánico. Pero fue a los 44 años cuando el Señor Juan tuvo contacto con el olivo y comenzó a crear sus primeras piezas artesanales. Él y su familia, que le acompañan en este precioso reto, entienden el material que llega a sus manos como si de una obra de arte en bruto se tratase.
La transformación de esta madera, procedente de la poda de olivos de agricultores de la zona, en piezas extraordinarias para la casa lleva un proceso lento, para empezar, porque la madera requiere un largo tiempo de preparación: «Es necesario secar y cuidar la madera durante dos años después de la poda para evitar que se raje o se mueva durante el desarrollo de la pieza. Una vez seca, podemos empezar a trabajarla teniendo en cuenta su peculiar comportamiento y la densidad de un árbol, que puede tener incluso 200 y 300 años de media.», nos explica Juanma Molina, hijo del Señor Juan y también el director creativo de la marca.
En la mayoría de los casos, las propias formas de la ramas, sus hendiduras, el ancho del tronco o las curvas del contorno son el punto de partida del diseño de cada pieza. De esta manera se puede recordar su origen y darle un valor añadido: «El olivo es un árbol complejo y difícil de abordar, pero esconde un interior de propiedades apasionantes y es capaz de hacernos viajar a través de la historia», reza en su web.
Además los objetos y muebles de El arte del olivo no se recubren ni se tratan con barnices convencionales ni productos químicos, ya que es el aceite de la aceituna, el mejor antiséptico, el que emplean para poder protegerlos y que duren para siempre: «… Porque los objetos que nos acompañan deben ser valiosos por su significado, no por su capacidad de ser remplazados», explica la familia. Las tablas de cortar y otros diseños de Juan Molina se venden fuera de nuestras fronteras, en países como Japón y China, por el valor mágico que se le concede a esta madera con historia de nuestra tierra. Pero también algunos cocineros y restaurantes de nuestro país han sucumbido al arte del Señor Juan llevando hasta la encimera y los fogones de sus cocinas estos utensilios sostenibles: «El Olivo es como un bonsái, crece despacio y poquito, pero aglomera en su madera todos esos años traduciéndolos en un material denso, fuerte y precioso. Esa densidad, hace que sea ideal para evitar la absorción de líquidos en la cocina y nos ofrezca utensilios libres de plástico y con un gran poder antibiótico natural», comenta su hijo, Juanma Molina.
Fuente: Portal decor
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