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Escuela rural cantino: construcción pública sustentable

Desde el sur y para el sur, la escuela emplazada 17 kms. al sur de Vilcún- región de la Araucanía, fue ejecutada por el Taller Viga Maestra, con sede en Temuco y su arquitecto, Jaime Gatica. Se trata del único edificio de carácter público de este sector rural, en el que “la madera, como materialidad principal, busca dar sentido a esa síntesis de ruralidad y sencillez, que tenga presencia, pero que se haga parte del lugar donde se emplaza”, señala la memoria de la obra.

El establecimiento educacional, situado en un predio rural dentro de una comunidad principalmente mapuche, cuenta con Certificación de Edificio Sustentable (CES), con la denominación “certificación destacada”, gracias a los altos estándares de diseño pasivo y eficiencia energética en busca de cubrir los fríos inviernos y veranos calurosos, de la región del sur de Chile.

La tipología estructural predominante se ejecutó en madera laminada de pino radiata y los elementos principales en madera estructural de Arauco. Esta solución fue modelada bajo el software Cadwork y mecanizada con máquina de tecnología CNC para fabricación de piezas de madera por la empresa Timber. El uso de conectores de madera permitió un ahorro en tiempo de montaje y en costo de materiales. La mecanización de los módulos de la escuela tardó cerca de 20 días y el montaje, un mes.

Respecto del proyecto, Jaime hace hincapié en la “innovación de tecnología de la región” y en el aporte de todas estas empresas locales, puestas a disposición de una comunidad educativa y con altos estándares al servicio de aumentar el bienestar de un colectivo escolar y su entorno. Por otra parte, afirma que “llevamos un buen diseño, racional y eficiente a lugares donde uno no se imagina que podría llegar. En este sentido tenemos el apoyo del Estado, que está bien presente para llevar proyectos de calidad a la gente y que está haciendo una apuesta por la madera”.

La escuela

Esta escuela está inserta en la comunidad indígena de Cantino y cuenta con cursos de 1° a 6° básico, bidocente y multigrado, con un 98% de su matrícula de origen mapuche, en su mayoría niños hijos de campesinos que cultivan la tierra y practican la ganadería.

“Lo bonito que tiene Cantino es que además de ser una escuela es un espacio de integración comunitario, trasciende al cotidiano de un colegio” nos cuenta el arquitecto. Si bien el proyecto está inserto dentro de una comunidad indígena, la arquitectura propuesta “se define como una síntesis de ciertas variables de la organización espacial dentro de su cosmovisión, como el reunir en torno a un centro organizador y manejar un eje espacial en la relación oriente-poniente tan importante en la manera en cómo el pueblo mapuche se vincula con su territorio”, se señala en la memoria.

“Es una escuela donde todo viene del bosque, que para la visión de mundo mapuche es tan importante”, nos relata Jaime y sigue “es un edificio bien sureño, pero su particularidad es la orientación, de oriente a poniente, a partir de un espacio central. Dentro hicimos una combinación cromática en las salas para emular las mantas y tejidos mapuche y eso se trasladó a cada sala para darle cierta identidad”, precisa. El sol excesivo de origen norte, tan molesto en verano, se controla mediante una solución de instalación de celosías móviles, que aportan bajando la intensidad de la luz en las salas de clases, generando más comodidad para alumnos y profesores.

Eficiencia energética

Para el aislamiento se usó celulosa proyectada, aislante térmico-acústico de alto estándar, que ocupa papel de diario molido reciclado, al que se le añaden sales de bórax para darle propiedades ignífugas, insecticidas y antifúngicas. “Si haces un corte constructivo, todo es de madera o subproductos de ella: los revestimientos, la estructura, la aislación”, nos cuenta Jaime.

Para disminuir el consumo de calefacción en invierno se incorporaron la mayor cantidad de aventajamientos en orientación norte, oriente y poniente, donde se encuentran las salas de clases, oficinas y patios cubiertos. Las ventanas al sur se disminuyeron entregando una ventaja a los recintos con mayor necesidad de frío como la cocina, bodegas y baños. Además, se optó por un sistema de calderas de alta eficiencia de biomasa como solución de calefacción ecológica y eficiente, y sistemas de recuperación de calor, por aerotermia.

Fuente: Portal Madera 21

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