Financiación privada para la naturaleza en 2024
La financiación privada para la naturaleza se ha multiplicado por once en cuatro años, pasando de 9400 millones de dólares a más de 102 000 millones, según un nuevo estudio.
El estudio, realizado por UNEP FI en colaboración con el Estado de la Financiación para la Naturaleza del PNUMA, la Fundación para la Financiación de la Biodiversidad y destacados expertos, se basa en los informes de los miembros y el seguimiento de las transacciones públicas, así como en los conjuntos de datos existentes para ciertas clases de activos. El aumento de la financiación con distintivo de naturaleza pone de manifiesto el creciente impulso y apoyo para cerrar la brecha financiera en este ámbito. El Marco Mundial para la Diversidad Biológica Kunming-Montreal (MBB), acordado en la COP15, instó a movilizar al menos 200 000 millones de dólares anuales procedentes de recursos nacionales, internacionales, públicos y privados para la financiación relacionada con la biodiversidad de aquí a 2030. Esto incluye el aprovechamiento de la financiación privada, la promoción de la financiación combinada, la aplicación de estrategias para la captación de recursos nuevos y adicionales, y el fomento de la inversión del sector privado en biodiversidad, incluso a través de fondos de impacto y otros instrumentos, cuando proceda.
Hoy en día, la mayor parte de la financiación relacionada con la naturaleza proviene de fuentes públicas; sin embargo, la financiación privada es necesaria para cerrar la brecha en la financiación del GBF. Sin embargo, desbloquear fondos a este nivel requiere compromisos colaborativos y ambiciosos, así como acciones a corto plazo en todo el sistema financiero. Si bien la financiación aún no alcanza el objetivo, el ritmo de crecimiento del mercado continúa. UNEP FI y FfB proyectan que 1,45 billones de dólares podrían fluir hacia la financiación de la biodiversidad y la naturaleza para 2030, lo que contribuiría a cerrar la brecha financiera de la biodiversidad. Esto incluye inversiones alternativas, deuda negociada y capital privado que incorporan cada vez más Indicadores Clave de Desempeño (KPI) relacionados con la naturaleza, así como nuevos instrumentos como los créditos de biodiversidad, que se muestran prometedores para financiar iniciativas vitales de gestión, conservación y restauración.
Esta expansión refleja un mayor compromiso para cerrar la brecha financiera del sector privado, con el desarrollo de instrumentos financieros innovadores como las conversiones de deuda por naturaleza, los Fondos Cotizados en Bolsa (ETF) que apoyan la naturaleza, los créditos de biodiversidad y el capital de riesgo privado para la biodiversidad. Estos rápidos avances sugieren la posibilidad de una mayor innovación en este ámbito. A pesar de este importante crecimiento, persiste una importante brecha de financiación para la biodiversidad que debe abordarse. Es necesario establecer un continuo de capital claro para escalar las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza. Clases de activos como los bonos verdes, las inversiones de impacto y la financiación combinada están experimentando un crecimiento notable, cada una con beneficios únicos y con limitaciones específicas. Los bonos verdes atraen a inversores institucionales, pero enfrentan desafíos de estandarización; las inversiones de impacto fomentan la innovación, pero tienen dificultades para una medición de impacto consistente; y la financiación combinada reduce el riesgo de las inversiones, pero requiere una estructuración compleja de acuerdos. Expandir estas clases de activos y superar sus limitaciones es esencial para cerrar la brecha de financiación para la biodiversidad y garantizar la participación sostenida de la financiación privada en las iniciativas de conservación.
Sin embargo, persisten desafíos importantes. Es crucial vincular estos recursos financieros a las prioridades nacionales y locales en materia de biodiversidad, especialmente en los mercados emergentes, donde la brecha de financiación es mayor. Además, muy poco apoyo financiero llega a los custodios del medio ambiente, como los pueblos indígenas y las comunidades locales, quienes colectivamente gestionan un asombroso 50% de la tierra mundial y poseen el 80% de la biodiversidad mundial, pero solo el 10% de sus tierras están legalmente reconocidas y protegidas.
Detener y revertir la pérdida de la naturaleza es un problema que afecta a toda la economía y requiere esfuerzos a nivel de toda la misma. Por lo tanto, es fundamental que tanto las instituciones públicas como las privadas, así como los actores de la economía real, colaboren e innoven para generar un cambio mutuamente beneficioso que se ajuste a las necesidades mundiales. Esto requiere la incorporación de una amplia gama de perspectivas para garantizar una transición ecológica justa.
Fuente: Naciones Unidas
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