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Madera Carbonizada: Una técnica japonesa tradicional que se populariza mundialmente

Con más de trescientos años de antigüedad, esta popular técnica se conoce en Japón como Shou Sugi Ban (también conocida como Yakisugi). Se empleó por primera vez en la isla de Naoshima para tratar la madera utilizada en la construcción de pueblos pesqueros tradicionales, con el objetivo de proteger el material de los efectos dañinos causados por el mar. Originalmente, el proceso consistía en quemar la capa exterior de la madera con fuego, sin embargo, ahora ha evolucionado a carbonizar las tablas con un soplete, así las fibras externas del material reaccionan, de modo que la madera queda inmune a termitas, hongos y otras fuerzas naturales durante décadas.

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Madera Carbonizada: Una técnica japonesa tradicional que se populariza mundialmente

Ancestral, vernácula, minimalista y armoniosa. Para muchos, estos conceptos definen la arquitectura de Japón, un país que a lo largo de los años se ha convertido en una gran fuente de inspiración cultural y tecnológica para sociedades alrededor del mundo. Diversas técnicas japonesas han llegado incluso a los rincones más remotos del planeta, ganando terreno en todo tipo de disciplinas, desde la artesanía a la innovación digital. En el ámbito de la arquitectura, la apropiación y reinvención de distintos materiales y sistemas de construcción –como el uso de madera carbonizada en fachadas– es un tema que perdurado en el tiempo.

Con más de trescientos años de antigüedad, esta popular técnica se conoce en Japón como Shou Sugi Ban (también conocida como Yakisugi). Se empleó por primera vez en la isla de Naoshima para tratar la madera utilizada en la construcción de pueblos pesqueros tradicionales, con el objetivo de proteger el material de los efectos dañinos causados por el mar. Originalmente, el proceso consistía en quemar la capa exterior de la madera con fuego, sin embargo, ahora ha evolucionado a carbonizar las tablas con un soplete –así, las fibras externas del material reaccionan, de modo que la madera queda inmune a termitas, hongos y otras fuerzas naturales durante décadas. Es cierto que al principio puede sonar extraño: quemar la madera para aumentar su durabilidad. No obstante, ha demostrado ser totalmente cierto, tanto así que el método centenario hoy se considera un recurso codiciado en la industria de la arquitectura.

A continuación, exploramos el proceso de carbonización de la madera, su creciente popularidad en el sector y amplia aplicación en diversas regiones del mundo.

¿Cómo funciona el proceso de carbonización y cuáles son sus ventajas?

El procedimiento consta de cuatro pasos esenciales, empezando por el quemado de la madera (puede realizarse antes de la instalación o directamente en la fachada instalada). Luego, se cepilla la madera con el fin de eliminar la capa superior de carbono, lo que le otorga al material su nuevo color. Una vez que la madera adquiere un tono oscuro, recibe una capa especial de impermeabilización con aceite de cedro para garantizar una mayor resistencia y, por último, una capa de sellador para evitar las manchas causadas por las fachadas carbonizadas.

La madera está formada principalmente por lignina estructural y carbohidratos hemicelulósicos. Cuando se carboniza su superficie, la capa de celulosa se quema y da como resultado un revestimiento de madera resistente a muchos insectos, a la intemperie y a la decoloración, independientemente del tipo de clima. También es muy resistente al agua; como los poros empiezan a encogerse y cerrarse durante el proceso de carbonización, es más difícil que la madera absorba agua. Y por esa misma razón, la madera carbonizada también es, irónicamente, ignífuga. Al quemarla, su capa exterior más blanda se sustituye por una nueva capa de carbono que es estable y duradera, impidiendo que arda rápidamente.

La técnica de quemar la superficie de la madera mejora el rendimiento ante las inclemencias del clima, evita la putrefacción, la descomposición y la infestación de insectos, y hace que la madera sea más resistente al fuego – Satoshi Kimura

Todas estas condiciones hacen que la madera Yakisugi sea extremadamente duradera en diversos contextos y climas. Tal como explica Satoshi Kimura, director de operaciones de la empresa japonesa Japan Yakisugi, esta técnica puede durar entre 80 y 90 años si se mantiene adecuadamente. De hecho, «todavía se pueden ver algunas casas japonesas antiguas con más de 120 años», afirma, mientras el revestimiento tradicional de madera dura, en promedio, entre 20 y 50 años. Además de su durabilidad excepcional, la popularidad de la madera carbonizada se debe también a su belleza orgánica. Una fusión de lo moderno y lo elemental, elegante y con una textura de reptil, el material puede agregar potentes cualidades estéticas a cualquier proyecto.

El arte del Yakisugi y su uso creciente en la arquitectura contemporánea

Uno podría preguntarse por qué una técnica tan antigua recién se está popularizando en el mundo occidental. El arquitecto japonés Terunobu Fujimori fue quien se apropió e innovó sobre el proceso de madera carbonizada, anteriormente utilizado en edificios vernáculos. Su obra dio notoriedad a la técnica, difundiéndola más allá de las fronteras de Japón. Hoy, especialistas como la empresa chilena WoodArch utilizan la técnica en proyectos contemporáneos, reimaginando y otorgando un nuevo valor a la artesanía japonesa. «Tenemos alto interés, ya que muchos arquitectos que saben de madera están entusiasmados por las bondades y por la particularidad de que esta madera dura 50 años», afirma Andrés de Solminihac, Managing Partner de WoodArch.

Con cada vez más especialistas en la técnica, este tipo de madera tratada está presente en una gran cantidad de proyectos modernos, todos ellos con usos diferentes, ubicados en diversas regiones y adaptándose a condiciones climáticas cambiantes. Aquí presentaremos algunos de ellos, explorando cómo el material se utiliza como elemento clave en su diseño.

Casa de fin de semana en Kirishima / EAL, Japón

Esta casa de Kirishima, Japón, utiliza tablas de cedro carbonizado como revestimiento exterior. La ténica Yakisugi, realizada a mano, da como resultado un aspecto tradicional y a la vez contemporáneo, generando una llamativa interacción de tonos que se contrastan entre sí mientras evocan profundidad y sofisticación.

Casa Plataforma / studioplusthree, Australia

Esta casa triangular situada en Sídney, Australia, está revestida de madera carbonizada que acentúa la forma del volumen y contrasta con su pálido interior. «Elegimos Shou Sugi Ban para crear un exterior que requiriera poco mantenimiento, pero que también tuviera una pátina y una textura natural que pudiera cambiar muy sutilmente con el tiempo», dice el arquitecto Simon Rochowsky.

Residencia RT / Jacobsen Arquitetura, Brasil

Los principales acabados de esta residencia contemporánea son la madera carbonizada y el mármol travertino. Un exterior oscuro completa la paleta de colores naturales del edificio, complementando el paisaje verde y playero característico del barrio brasileño de Laranjeiras.

Villa Meijendel / VVKH architecten, Países Bajos

En la ciudad holandesa de Wassenaar, justo donde un denso bosque se abre a un valle de dunas, se encuentra Villa Meijendel. Su fachada de color negro cambia según la luz: de noche, es casi invisible contra el borde oscuro del bosque; de día, la superficie brilla con la luz del sol.

FUENTE: Archdaily.co

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