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Un museo de madera para Rapa Nui

Un museo inspirado en hare apenga, un tipo de vivienda de la Isla de Pascua, que significa “casa de familia extensa” y que tiene por forma la simulación de una barca invertida y alargada, fue la idea que articuló la propuesta de los arquitectos Eduardo Tapia, Carmen Benítez, Diego González y Nicolás Vivar – con quién conversamos para esta nota- los que, luego de una meticulosa investigación sobre la cultura y costumbres de Rapa Nui, presentaron el proyecto que ganó el Concurso de Anteproyectos de Arquitectura del Ministerio de las Culturas y las Artes, para el nuevo Museo de Rapa Nui.

Validado por un jurado que, además de los expertos, contó con un Comité Asesor Consultivo compuesto por miembros de la comunidad Rapa Nui, que garantizaron que el diseño seleccionado reflejara fielmente su identidad cultural y visión de futuro. Y “los 19 jurados, de forma unánime, nos otorgaron el primer lugar”, nos señala Nicolás, honrado por el reconocimiento y -así como sus colegas coautores del proyecto-, desafiado por la responsabilidad de crear un espacio “para una cultura que está viva, que está muy presente”.

La propuesta de la obra fue interpretada por el jurado como: “embarcaciones navegando en un manto verde, (…) como una metáfora del océano”, haciendo referencia a su memoria ancestral basada en la leyenda que evoca la llegada de las primeras embarcaciones a la Isla de los descendientes del rey HotuMatu’a desde Hiva, completando así la propuesta de Eduardo, Nicolás, Carmen y Diego, con la mirada local. “La comunidad hizo propio el proyecto. Lo interpretó. Lo abrazó”, nos cuenta el arquitecto.

Concebido como un proyecto emblemático de alcance internacional, el museo de Isla de Pascua se ubicará en el ex Fundo Vaitea, a solo ocho kilómetros de Hanga Roa, en el camino hacia la playa Anakena y reemplazará al actual Museo Antropológico Padre Sebastián Englert, fundado en 1973.

Los cuatro arquitectos, convencidos que la madera industrializada es “el mejor material para el lugar”, plantearon su creación en madera laminada -como nos dice Nicolás- porque permite un montaje limpio y “puede garantizar una vejez noble del proyecto, con un mínimo de matenimiento”.

El museo

La consultoría para el diseño, que se desarrollará a lo largo de cinco etapas, en un plazo de aproximadamente 21 meses, ha sido concebida como un proceso colaborativo e inclusivo. En cada fase se realizarán instancias de participación ciudadana, un elemento imprescindible para que la comunidad Rapa Nui se vea reflejada en el proyecto y se sienta parte activa de su desarrollo. Desde los ajustes iniciales del anteproyecto hasta la incorporación de especialidades técnicas, el proceso busca materializar una visión compartida que combine tradición, modernidad y sostenibilidad.

Estructurado en seis naves, monumentales en su dimensión y significado, alcanzan hasta 110 metros de largo, 15 metros de ancho y 8 metros de altura, recreando una atmósfera que entrelaza lo mítico y lo funcional.

En total serán 6.684 metros construidos predominantemente en madera laminada, que otorgarán a la edificación una combinación de calidez y resistencia, mientras que el sistema modular de las piezas arquitectónicas permitirá un montaje eficiente y adaptable. “Hemos pensado esto como elementos que se puedan armar en el Continente, llevar en barco y allá simplemente montarlos, con el menor esfuerzo posible, porque la idea es que haya la menor cantidad de faenas posible”, describe Nicolás.

La disposición del museo se configura en torno a un recorrido integrador que conecta los espacios construidos con el entorno natural de la Isla. Los cuatro volúmenes centrales, que concentran las áreas de exhibición permanente y temporal, se disponen alrededor de un patio ceremonial que no solo funcionará como escenario para actividades culturales al aire libre, sino que también actuará como un espacio de encuentro comunitario. En tanto, los extremos albergarán áreas técnicas y administrativas, incluyendo depósitos para colecciones y un laboratorio de investigación, asegurando que el museo cumpla tanto con su rol museográfico como con su compromiso con la conservación y el estudio.

La inclusión de un jardín botánico y un observatorio astronómico añadirá una dimensión dinámica y contemporánea, que resuene con la conexión histórica del pueblo Rapa Nui con la naturaleza y el cosmos.

Se trata de un homenaje a la identidad de la Isla y de una oportunidad para compartirla con el mundo. Así lo entienden estos cuatro arquitectos, por lo que cada detalle, que será pulido desde ahora y por 21 meses con la comunidad isleña, ha sido y será diseñado para honrar una historia que reflejará la vitalidad de una cultura viva.

Fuente: Madera 21 – CORMA

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