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De la COP16 a la COP30: 5 temas que conectan la agenda climática y la de biodiversidad

La reciente COP16 fue la conferencia más grande sobre protección de la naturaleza hasta la fecha, con más de 23,000 asistentes, superando las estimaciones iniciales de 15,000. Esto puede ser el reflejo del creciente interés y urgencia por proteger la biodiversidad en el contexto de la triple crisis planetaria. Sin embargo, para que este interés se traduzca en acciones concretas, es esencial abordar la interconexión entre biodiversidad y cambio climático.

Conectar estas dos agendas resulta esencial, ya que ambos problemas están profundamente entrelazados. La destrucción de los ecosistemas agrava el cambio climático al liberar grandes cantidades de carbono almacenado en la naturaleza, mientras que el cambio climático acelera la pérdida de biodiversidad. Por ello, integrar estas agendas no solo ayuda a maximizar el impacto de cada iniciativa, sino que es crucial para alcanzar los objetivos de conservación y mitigación de ambos frentes.

Este artículo destaca cinco temas clave abordados en la COP16 que deberían influenciar las discusiones hacia la COP29 y la COP30.

1. Océanos: el gran conector

En diferentes eventos de la COP16, el océano fue definido como el “gran conector” entre biodiversidad y cambio climático, enfatizando su papel crucial para el equilibrio ambiental global. En Cali, se logró una importante decisión sobre Áreas Marinas de Importancia Ecológica o Biológica (EBSA), que establece un marco para identificar y revisar estas áreas, un tema debatido desde la COP13. Este avance será esencial para implementar los objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad y apoyar el Tratado de Alta Mar en los océanos.

Pero abordar el tema de los océanos conlleva importantes retos. Según Lucia Licero, investigadora SEI, la meta de conservar el 30% de los océanos para 2030 representa un compromiso ambicioso que requiere el fortalecimiento de estrategias nacionales y la creación de planes de acción sincronizados (NBSAPs). Lucia también destaca la necesidad de preservar la resiliencia de los ecosistemas marinos y las comunidades costeras ante amenazas como la subida del nivel del mar y la acidificación, temas que sin lugar a dudas influyen en el cambio climático.

SEI contribuye con investigaciones en adaptación liderada por comunidades, utilizando soluciones basadas en la naturaleza para restaurar ecosistemas costeros y fomentar medios de vida sostenibles. Por ejemplo, el proyecto “Costas resilientes en el Caribe” asegura el bienestar de poblaciones costeras mientras preserva la biodiversidad marina para las generaciones futuras, una tarea urgente dado que casi el 40% de la población mundial vive cerca de las costas. 

2. Bioeconomía: Puente hacia el desarrollo sostenible

La bioeconomía se presenta como un modelo económico innovador que utiliza los recursos biológicos de forma sostenible, con el potencial de ser el puente entre agendas ambientales. En un evento liderado por Mónica Trujillo, Investigadora de SEI,  se enfatizó que la crisis climática y de biodiversidad están conectadas, aunque hasta ahora se han abordado de manera aislada. Este enfoque fragmentado resulta en desequilibrios presupuestarios y una falta de acceso equitativo al financiamiento privado. En el evento se discutió cómo las soluciones basadas en la naturaleza y la bioeconomía surgen como puntos de encuentro fundamentales para resolver esta desconexión.

Por otro lado, la bioeconomía en Latinoamérica se ha consolidado como un motor clave para integrar los objetivos de conservación y desarrollo sostenible en la región. A través de la Red Latinoamericana de Bioeconomía se han promovido modelos que reconocen el valor de la biodiversidad y de la biomasa como fuentes de innovación económica y conservación. Los principios de bioeconomía, por ejemplo, acordados durante el G20, permiten crear una base de sustentabilidad donde biodiversidad y economía no solo coexisten, sino que se enriquecen mutuamente.

Un logro a destacar en este aspecto durante la COP16 es el lanzamiento de la Red Pan-Amazónica de Bioeconomía, una alianza que busca fomentar la cooperación y el intercambio de tecnologías y aprendizajes en la región amazónica. La red tiene como objetivo que la bioeconomía en la Amazonía sea reconocida como un sector relevante para el año 2035. Por otro lado, la colaboración regional se propone como un movimiento clave de la bioeconomía en Latinoamérica. Por ejemplo, en el marco de la COP16, Colombia y Brasil firmaron un acuerdo para el desarrollo del açaí. Sin embargo, el financiamiento adecuado y con expectativas razonables sigue siendo un desafío, y se requiere una visión a largo plazo para generar impactos duraderos.

3. Guardianes de la Amazonía: el liderazgo indígena en la agenda global

La COP16 marcó un hito con la creación del Órgano Subsidiario para los Pueblos Indígenas y Comunidades Locales, una instancia de decisión permanente en la Convención sobre Biodiversidad que asegura la inclusión de las voces indígenas en las políticas globales. Además, se consolidó el “Amazon G9”, un bloque que representa a los pueblos indígenas de los nueve países amazónicos. Esta alianza permitirá fortalecer las demandas y derechos de estas comunidades, quienes son guardianes esenciales de la biodiversidad en la Amazonía, un ecosistema vital para la regulación climática global.

Los pueblos indígenas poseen un conocimiento ancestral sobre sus territorios, lo que es crucial para implementar estrategias efectivas de conservación. Su inclusión en estos espacios de negociación global subraya la importancia de reconocer su rol no solo como comunidades vulnerables, sino como líderes estratégicos en la lucha por la protección de los ecosistemas.

4. Financiamiento: La Pieza que Falta

Uno de los temas más álgidos en la COP16 fue el financiamiento. Países megadiversos como Colombia enfrentan grandes desafíos para cumplir con las acciones a las que se comprometieron sin contar con los recursos necesarios. Aunque la COP16 impulsó la participación de gobiernos locales y regionales, quienes finalmente implementan los presupuestos en ciudades y áreas remotas, dos temas importantes, que serán cruciales en la COP29 y COP30, quedaron sin resolver: una estrategia financiera sólida y el marco de monitoreo del cumplimiento del Marco de Biodiversidad Kunming-Montreal de 2022.

La COP29, que se perfila como la “COP de las Finanzas”, marcará un punto crucial en los compromisos financieros hacia la conservación y el cambio climático. En este contexto, los países enfrentan el desafío de avanzar en nuevos objetivos de financiamiento climático, alineados con las metas de protección ambiental y la reducción de emisiones. Para que estos compromisos sean efectivos, no solo será esencial asegurar los fondos necesarios, sino también crear mecanismos claros y eficientes para el monitoreo del uso de estos recursos, un tema que no logró consenso durante la COP16​.

Por otro lado, en los pasillos de la COP16 se comentó que el gran “elefante en la habitación”  durante las conversaciones para la conservación de la biodiversidad fue la cuestión de los combustibles fósiles. Alejarse de una economía basada en combustibles fósiles y avanzar hacia modelos de energía limpia implica una movilización sin precedentes de recursos financieros y técnicos, especialmente en países en desarrollo. Este tema es fundamental para definir cómo se estructurarán las futuras inversiones que permitirán cumplir los compromisos ambientales sin comprometer el desarrollo socioeconómico de las regiones más vulnerables.

Superar estos desafíos deber ser prioridad en las próximas negociaciones, no solo para cumplir con los objetivos globales de conservación, sino también para garantizar un futuro sostenible y resiliente.

5. El rol de las tecnologías verdes

Las tecnologías verdes ofrecen soluciones innovadoras para mitigar el cambio climático y preservar la biodiversidad. Sin embargo, sus costos de producción todavía no son competitivos frente a tecnologías tradicionales. Camilo Garzón, investigador de SEI, explica que los bioplásticos, por ejemplo, son una alternativa para reducir la dependencia de los plásticos convencionales, pero requieren inversiones para reducir sus costos y escalar su producción. De manera similar, los avances en energía solar ilustran que las tecnologías emergentes pueden llegar a ser rentables y accesibles si reciben apoyo financiero a largo plazo.

Con proyectos piloto y centros de innovación que ya están en marcha en diversas regiones del mundo, el impulso a las tecnologías verdes tiene un gran potencial para la transición hacia economías bajas en carbono y basadas en la sostenibilidad. Sin embargo, para que estas tecnologías sean efectivas, los gobiernos y el sector privado deberán comprometerse a invertir en investigación y desarrollo.

La COP16 dejó claro que la protección de la biodiversidad y el combate al cambio climático no pueden esperar. A medida que avanzamos hacia la COP29 y COP30, el compromiso y la acción son imprescindibles. Estos cinco temas representan piezas clave de un rompecabezas que solo puede resolverse con voluntad colectiva y cooperación. América Latina, en particular, tiene un papel crucial que desempeñar en esta misión. La biodiversidad incomparable de la región y su riqueza cultural le confieren una responsabilidad y un poder únicos. Con la COP30 programada para celebrarse en Belém, Brasil y Costa Rica como coanfitrión de la UNOC 2025, el mundo mirará hacia esta región para liderar con el ejemplo en conservación y desarrollo sostenible.

Una gran pregunta permanece: ¿Funcionarán las siguientes COP para lograr consensos en temas críticos como la financiación? La ventana para actuar se está cerrando, y cada decisión cuenta. SEI seguirá presente en estas conversaciones para promover la unión de la ciencia, la práctica y la política.

Fuente: Natalia Ortiz, Communications Officer Communications, SEI Latin America

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