Prevención de Incendios Forestales: una responsabilidad compartida – #salvandobosques
Colombia, enero del 2024. Los incendios forestales en Colombia han sido una constante todos los años pues se incrementan durante el Fenómeno del Niño. Según los registros del IDEAM, los departamentos ubicados en la región Andina y Orinoquía presentan la mayor incidencia de incendios forestales en el país, situación agravada en la segunda en donde se quema como práctica para renovar pasturas, sin que esto tenga ningún control. Estos incendios constituyen una amenaza para la biodiversidad colombiana, causando alteraciones en los ecosistemas, pérdida de recursos genéticos, dificultades en la recuperación de patrones naturales y además agudizando los efectos negativos del cambio climático al generar dióxido de carbono. El ciclo hidrológico también se ve afectado tanto en cantidad como en calidad debido a la contaminación generada en la combustión.
Según Juan Miguel Vásquez, director ejecutivo nacional de FEDEMDERAS, en Colombia los incendios forestales son uno de los principales factores que causan deforestación. Un reporte emitido hace unos años por la Dirección de Bosques del Ministerio de Ambiente afirma que el bosque afectado puede tardar entre 25 y 30 años en recuperarse dependiendo de su estrategia de restauración. Sin embargo, el ecosistema nunca volverá a ser el mismo. El documento también señaló que la degradación de los ecosistemas boscosos del país cada año afectan un promedio de 42.000 hectáreas.
En este contexto, la prevención de incendios forestales se vuelve crucial. La implementación de estrategias es esencial para evitar la presencia recurrente de estos eventos y proteger la biodiversidad, el recurso hídrico, la calidad del aire, los ecosistemas terrestres, el suelo, el clima, la economía campesina y la salud humana.
No fogatas, no quema de basuras, no arrojar desperdicios
Los incendios forestales se originan por fuego que se extiende sin control, cuyo combustible principal es la vegetación viva o muerta. Desafortunadamente la gran mayoría los produce el hombre tanto por acciones medidas como por su irresponsabilidad y desatención. En consecuencia, la necesidad de abordar una estrategia de prevención cobra vital importancia al centrarse en evitar acciones desencadenantes, por lo que FEDEMADERAS invita a la comunidad en general en abstenerse de hacer prácticas como fogatas, quemas controladas y manipular en zonas forestales elementos como colillas de cigarrillos y fósforos. La concientización y la colaboración ciudadana son esenciales para prevenir y mitigar.
Todos debemos aportar desde nuestros campos de acción, por lo que gremios, comunidad educativa, propietarios de predios rurales, instituciones locales, medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales y entidades nacionales y regionales debemos repensar la estrategia de educación, prevención y mitigación, toda vez que como contención nuestro actuar como sociedad depende del fabuloso y meritorio trabajo que nuestros organismos de prevención y atención de desastres realizan.
La información precisa y correcta, sin satanizar y sin confundir a la opinión pública
Es fundamental desmitificar la creencia errónea que responsabilizan a los pinos y eucaliptos como responsables de los incendios forestales en Colombia, por el hecho de ser especies introducidas y no nativas y por ende ser más propensas al fuego. En efecto una reciente nota del Grupo de investigación y Docencia en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas de la Universidad Nacional de Colombia afirma que “Aunque el eucalipto y el pino se introdujeron con la finalidad de obtener madera, terminaron convirtiéndose en un creciente problema al desplazar las especies nativas, que, no son propensas al fuego de forma natural”. Sostiene la nota además que “las especies exóticas o foráneas como el eucalipto, el pino y el retamo espinoso muy presentes en los ecosistemas capitalinos, entre ellos, los cerros orientales, están adaptadas a la aparición frecuente de incendios, lo que les permite sobrevivir en estos ambientes donde las conflagraciones ocurren de manera periódica, por eso se conocen como pirófilas -les gusta el fuego-“.
Pese a lo anterior, otros académicos también de la Universidad Nacional e investigadores agremiados a FEDEMADERAS opinan de manera distinta. En esencia se debe partir del entendimiento que el fuego es un agente natural en algunos ecosistemas naturales, como el bioma de Chaparral que no existe en Colombia pero que conserva similitudes ecosistémicas con el Monte Espinoso Tropical y con el Matorral Desértico Tropical de las regiones secas de nuestro país. Producto de esto, en ecosistemas presentes en nuestro territorio como “boscosos” de los pisos basal Tropical, Premontano, Montano Bajo y Montano, así como también en el piso Paramo, el fuego no es un agente natural por lo que la ignición está relacionada con acciones del hombre.
El Dr. Guillermo Vásquez, Decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, sostiene que “el material combustible disponible en el piso de un bosque (materia orgánica semidescompuesta, hojarasca, ramas, frutos, fustes, etc.), y el material combustible aéreo vivo, es una función de la productividad de biomasa del ecosistema, lo que a su vez es una función de las condiciones climáticas y edáficas del sitio. Por ende y durante su fase de crecimiento, tanto los bosques plantados como los bosques naturales (en estado sucesional) producen gran cantidad de biomasa que se aporta al piso del suelo y que constituye material combustible. Al alcanzar la madurez, estos ecosistemas plantados o naturales disminuyen la producción de biomasa”.
Así las cosas, los bosques plantados monoespecíficos tienen una mayor susceptibilidad a la propagación de incendios, aspecto distinto a decir que tienen mayor susceptibilidad a la ignición, básicamente porque la materia orgánica fresca acumulada en el suelo y en la porción aérea es más homogénea y por ende el factor de combustión es diferente al de ecosistemas diversos, generando menos resistencia a la propagación de las llamas. Por lo anterior la facilidad para que una ignición se produzca, sea esta inducida o accidental, dependerá de las condiciones de humedad antecedentes en el bosque, sin tener una relación de causa-efecto por las especies allí existentes, sean nativas estas o introducidas como el pino y eucalipto.
Contrario a lo afirmado por el grupo de investigación en Ecología ante la existencia de estas especies introducidas “.. lo que explicaría la alta vulnerabilidad de los cerros orientales a los incendios forestales”, FEDEMADERAS considera que se debe diferenciar los conceptos de “riesgo” para que se genere un incendio forestal en función de la “amenaza” entendida como la cantidad de material combustible almacenado en el ecosistema y la “vulnerabilidad” entendida como la posibilidad de que las acciones humanas causen la ignición. La función de los bosques plantados Así como los bosques naturales sirven de hábitat para diversas especies, las plantaciones de pino y eucalipto cumplen la misma función, actuando como corredores biológicos que facilitan el tránsito de algunos animales hacia los bosques naturales, donde encuentran su alimento. También funcionan como refugios donde los animales encuentran protección contra sus enemigos naturales. “Por lo tanto, es imperativo adoptar un enfoque informado y colaborativo, reconociendo la importancia de la diversidad de especies que influyen en los incendios forestales, entendiendo la realidad del riesgo en el contexto colombiano. La madera es un material básico para la humanidad, cuya demanda continúa y continuará en aumento, y del cual la ciudad de Bogotá es altamente deficitaria, con el agravante de que una proporción grande de la madera que llega a la capital, procedente de los bosques nativos, es ilegal. De ahí la conveniencia de contar con cultivos forestales que ayuden a abastecer el mercado, dentro de los cuales algunas especies de pinos y eucaliptos han dado los mejores rendimientos en el altiplano cundiboyacense, aportando también beneficios ambientales”, afirma Jorge Berrío, Miembro Honorario de FEDEMADERAS. Finalmente FEDEMADERAS hace un llamado a la colaboración de la comunidad para salvaguardar la fauna y la flora. Es vital informar a tiempo sobre cualquier situación que ponga en riesgo estos ecosistemas, a nivel nacional, a través de los números de emergencia de Bomberos (119), Policía Nacional (112) y Defensa Civil (144). En Bogotá, se insta a utilizar la Línea de Emergencias 123. La aparición de incendios forestales es un tema de prospectiva, lo que implica una mayor articulación y prevención de todos, así como una inversión en tecnologías ya disponibles en el mundo que coadyuden a una temprana detención, aseguró Juan Miguel Vásquez.
Share this content: