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Un dúplex de madera prefabricada en Hamburgo que se mimetiza con el paisaje

Una tendencia de la arquitectura actual es la búsqueda por la adaptación con el entorno. Para ello, se hacen servir formas orgánicas o revestimientos con materiales y tonalidades verdes o terrosas. Todo ello, con la finalidad de mimetizarse con el mismo, en lugar de imponerse sobre él.

Este enfoque se observa claramente en Babendiekstraße 23, un dúplex de madera ubicado en una zona arbolada de Hamburgo. El proyecto destaca por su diseño cuidadoso y respetuoso con la vegetación existente, integrando las viviendas en el paisaje con una estructura modular de madera prefabricada y una fachada verde salvia que dialoga con el entorno.

Adaptación al paisaje

Ubicadas en un terreno rodeado de árboles, las dos viviendas de Babendiekstraße 23 se encuentran dentro de una estructura cúbica de tres plantas, diseñada para integrarse con la vegetación circundante. Los artífices de las viviendas fueron del estudio de arquitectura NOTO, quienes diseñaron el volumen de manera que el edificio «se adapta al paisaje», respetando los árboles existentes y permitiendo que la vegetación sea parte de la arquitectura.

Una esquina del edificio ha sido recortada específicamente para acomodar un árbol, lo que demuestra el compromiso del estudio con la preservación de los elementos naturales del terreno.

Para reforzar esta conexión con el entorno, la estructura prefabricada de madera está revestida con paneles verticales en un tono verde salvia que combina de manera sutil con los colores del paisaje. Este revestimiento armoniza con la fachada y, junto con los toldos amarillos sobre las ventanas, crea un contraste visual atractivo y moderno.

Además, la planta baja cuenta con amplias superficies acristaladas que enmarcan las vistas hacia los árboles exteriores, permitiendo que la luz natural penetre profundamente en los espacios interiores.

Un dúplex similar, pero no igual

El dúplex se organiza en torno a una retícula de tres por tres, que establece una disposición uniforme en ambos hogares. Sin embargo, el tabique que divide las viviendas atraviesa el volumen en diagonal, generando una distribución única en cada lado. Este detalle, junto con las vigas de madera expuestas en el techo y las baldosas de terracota que revisten el suelo y una chimenea angular en la sala de estar, aporta un sentido de ritmo y continuidad al espacio.

La planta baja se adapta al terreno natural con dos niveles conectados por una serie de escalones: la cocina y el comedor están elevados, mientras que la sala de estar se encuentra en un nivel más bajo, creando una dinámica espacial interesante.

Aunque ambas viviendas comparten espacios similares, hay algunas diferencias notables en su disposición. Una de las viviendas cuenta con una cocina abierta y una isla central que actúa como barra de desayuno y permite vistas sin obstáculos hacia el jardín. En cambio, en la otra vivienda, la cocina es un espacio más cerrado, separado por puertas sin marco de color azul pálido. Esta cocina cerrada incluye un ventanal triangular que permite disfrutar de la vista del árbol en la entrada, un elemento que introduce luz y crea una conexión directa con la vegetación exterior.

Las escaleras que conectan los diferentes niveles de cada vivienda también reflejan la paleta de colores exterior, con una franja de pintura verde salvia que aporta cohesión visual entre los espacios.

En los niveles superiores, las viviendas presentan una distribución más dividida, con dormitorios de distintos tamaños y baños situados en habitaciones de forma triangular que ocupan las esquinas del edificio. Estas también conservan las vigas de madera a la vista, complementadas por suelos de madera y paredes enlucidas de arcilla blanca que añaden calidez y una textura natural al espacio.

Fuente: Idealista.com

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